El león y el ratón
Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.
Pocos
días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una
cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los
lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.
— Días
atrás — le dijo –, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en
agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos
agradecidos y cumplidos. (Esopo)Usa siempre las palabras mágicas
Cuento del árbol mágico
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro
encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si
dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra,
tan-ta-ta-chán, supercalifragilisticoespialidoso y muchas otras, pero
nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: “¡¡por favor, arbolito!!”, y
entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro,
menos un cartel que decía: “sigue haciendo magia”. Entonces el niño dijo
“¡¡Gracias, arbolito!!”, y se encendió dentro del árbol una luz que
alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor
fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que “por favor” y
“gracias”, son las palabras mágicas. (Pedro Pablo Sacristán)
Nunca te des por vencid@:
"Dos ranas saltaron dentro de un cubo de nata en una lechera:
- Más vale que nos demos por vencidas- croó una de ellas mientras se esforzaba
en vano por salir - estamos perdidas.
- Sigue nadando- dijo la otra -, saldremos de alguna manera.
- Es inútil - chilló la primera. Es demasiado espeso para nadar, demasiado
blando para salir, demasiado resbaladizo para arrastrarse. Como de todas
maneras hemos de morir algún día, mejor que sea esta noche. Así que dejó de
nadar y pereció ahogada.
- Su amiga siguió nadando y nadando sin rendirse. Y al amanecer, se encontró
sobre un bloque de mantequilla que ella misma había batido. Y allí estaba,
sonriendo, comiéndose las moscas que acudían en bandadas de todas las
direcciones". (P. Yogananda)